Berta Pedreño Reverte es graduada en Medicina por la Universidad de Murcia (UMU), ha cursado el máster de Psiconeuroinmunoendocrinología (PNIE) dirigido por Xevi Verdaguer. La podéis seguir en su perfil de Instagram @sanandomiintestino
1. Hola Berta, cuéntanos un poco sobre ti
¡Hola Claudia! En primer lugar, muchísimas gracias por haberme propuesto esta entrevista, es una oportunidad para remarcar la importancia que tiene la permeabilidad intestinal en el desarrollo de cualquier enfermedad o viceversa. Porque, como me he preguntado en numerosas ocasiones, ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina?
Como médico (y como paciente) siempre estoy en continuo aprendizaje. Una de las últimas formaciones que he hecho ha sido la de facilitadora de Breathwork, ya que después de estos años pasando consulta me he dado cuenta de que en nuestro día a día no respiramos profundamente desde el diafragma (en ocasiones incluso lo hacemos desde la boca en lugar de la nariz) y esto puede contribuir a una serie de problemas de salud y agravar ciertas enfermedades.
Compagino el cuidado de mis pacientes con mi otra pasión: la divulgación. He impartido ponencias en empresas y ferias como Biocultura y actualmente colaboro como docente en el máster de Medicina Estética de la UB. Además, asesoro a empresas en la elaboración de productos y suplementos.
2. ¿Qué te motivó a estudiar medicina?
Aunque mi padre es médico (Cirujano Plástico), de niña nunca tuve interés en “seguir la tradición familiar”. Siempre he sido “una chica de letras”, una apasionada de la literatura, de la escritura y de los idiomas (y lo sigo siendo).
Sin embargo, cuando empezaron mis problemas de salud (sobre los 12 años) y comenzó mi “peregrinaje médico”, me interesé por mis síntomas y comencé a investigar por mi cuenta la raíz de estos y las diferentes formas de abordaje. Mi intención era doble: “curarme a mí misma” e intentar ayudar en un futuro a personas en mí misma situación.
Sin embargo, no conseguí entrar a Medicina a la primera, ya que estudié el “Programa del Diploma del Bachillerato Internacional” y esto hizo que disminuyera mi nota media. Entonces, decidí irme a París para trabajar de “Au Pair” y perfeccionar mi francés. En ese año, aunque suene a tópico, aprendí tanto de la vida… y me acerqué aún más a otras formas de medicina alternativa como la Naturopatía, que en Francia y otros países como Alemania y Reino Unido forma parte del programa oficial.
3. ¿Qué crees que falta en la formación de medicina? ¿Y en la formación de PNIE?
Creo que ambas se complementan y por ello deben trabajar juntas.
Mientras que en la Medicina Tradicional hay una “especialitis médica” (falta de visión global de la medicina en profesionales adheridos a su especialidad), la Psiconeuroinmunoendocrinología (PNIE) es una disciplina médica integradora y holística que necesita de diferentes especialistas médicos (psicólogos, psiquiatras, digestólogos, nutricionistas, médicos, fisioterapeutas, farmacéuticos…) para que cada uno con sus competencias pueda tratar al paciente como un conjunto que no se puede separar.
La PNIE pretende entender el mecanismo por el cual mantenemos o perdemos el equilibrio de nuestra salud, estudiando cómo la psique (P) y nuestro sistema nervioso central (N) afectan de forma determinante a nuestro sistema inmune (I) y a nuestro sistema endocrino (E) y viceversa.
Estudia cómo se relacionan el conjunto de microorganismos que se encuentran de manera normal en nuestro cuerpo (microbioma) y nuestra conducta y los sistemas nervioso, endocrino e inmune.
A día de hoy, lo que creo que falta en la formación de PNIE es una regulación más estricta, ya que hoy en día hay algunos másters que permiten acceder a cualquier persona sin titulación sanitaria. Al fin y al cabo, la PNIE es sólo un enfoque, pero sin una buena base no sirve para nada, aparte de los posibles daños que pueden afectar al paciente y el flaco favor que esto hace a la hora de que sea una disciplina respetada en el sistema de atención médica convencional.
4. ¿Qué es la permeabilidad intestinal?
La barrera intestinal está compuesta por una sola capa de células y recubierta por una capa de moco, con dos estratos diferenciados, donde se encuentran la flora intestinal (microbiota) y las inmunoglobulinas del tipo IgA, que tienen un papel de defensa.
Esta barrera intestinal regula de forma selectiva el paso de sustancias entre el interior del intestino y el torrente sanguíneo.
Los enterocitos son las células más abundantes de la monocapa intestinal y principalmente, se encargan de la absorción de los nutrientes. Están unidos unos con otros gracias a las uniones intercelulares, unas proteínas que pueden abrir o cerrar el paso sustancias entre nuestro intestino y la sangre y que evitan que se cuelen moléculas ‘grandes’. El transporte entre esas células es lo que se conoce como permeabilidad intestinal.
Por tanto, el concepto de “permeabilidad intestinal” es un tanto erróneo, ya que el intestino es, por su propia arquitectura, permeable. El problema es cuando está permeabilidad aumenta y pasan a la sangre sustancias tóxicas o patógenos.
En cambio, si todo funciona correctamente, las células de nuestro sistema inmune innato que rodean los enterocitos impiden el paso a sangre de sustancias peligrosas y permiten la absorción de nutrientes.
5. ¿Cuáles pueden ser las causas de la permeabilidad intestinal?
Prácticamente todo lo que abunda en nuestro siglo XXI: el estrés, el consumo de fármacos, la ingesta de alimentos que contienen metales pesados, microplásticos, conservantes, colorantes…
Entre las causas (¿o consecuencias?) de origen extradigestivo podríamos destacar: el estrés, el exceso de ejercicio físico, las patologías dermatológicas (dermatitis atópica), las enfermedades reumatológicas (artritis reumatoide, espondilitis anquilosante), las neurodegenerativas (Parkinson, Alzheimer), los tumores…
En cuanto a las de origen digestivo, podría producirse por una lesión directa de la estructura de la pared intestinal por enfermedades como la celiaquía, la enfermedad de Crohn, una pancreatitis aguda o una cirrosis hepática; por infecciones intestinales (SIBO, SIFO, parasitosis, candidiasis…) por medicamentos (ácido acetilsalicílico, antiinflamatorios, antibióticos, antivirales), por tratamientos médicos (radioterapia, quimioterapia) o por agentes adversos (tabaco, alcohol, tóxicos, aditivos alimentarios, etc.)
Aunque hay situaciones fisiológicas como el embarazo que también aumentan la permeabilidad de la barrera intestinal.
En muchas ocasiones, la disbiosis o desequilibrio de la microbiota intestinal puede ser a la vez causa y efecto de daños en la barrera intestinal, por lo que a veces los síntomas de una disbiosis y de una permeabilidad intestinal alterada son similares. Es aquí cuando vuelvo a plantearme: ¿Qué fue antes el huevo o la gallina?
6. ¿Qué relación puede tener la permeabilidad intestinal con las enfermedades autoinmunes?
Hipócrates no se equivocaba al afirmar que “Toda enfermedad comienza en el intestino”.
En condiciones normales, como nuestro intestino es naturalmente permeable, las células de nuestro sistema inmune innato que rodean los enterocitos de nuestra barrera intestinal, además de permitir la absorción de nutrientes, también impiden el paso a sangre de sustancias peligrosas.
Sin embargo, cuando por cualquiera de las causas anteriores esta permeabilidad intestinal aumenta, el sistema inmune innato tiene un exceso de trabajo que provoca una respuesta inflamatoria más intensa, haciendo que el sistema inmune adaptativo pierda “eficacia y especificidad”. ¿Qué significa esto? Que se equivoca, comete errores. Confunde estructuras moleculares similares y ataca a todo lo que le recuerda a una amenaza. Es entonces cuando entran a la sangre sustancias tóxicas, que pueden desencadenar: enfermedades inflamatorias digestivas, autoinmunes, alergias e intolerancias alimentarias. Además, si lo que pasa a través de la barrera intestinal son bacterias, hongos u otros microorganismos, seremos más susceptibles a desarrollar enfermedades infecciosas, que pueden ser muy graves si la persona tiene un sistema inmune débil.
7. ¿Se puede curar/reparar un intestino permeable?
¡Claro que sí! Pero no es fácil… Al igual que no enfermamos en un día, tampoco vamos a curarnos en un día. Necesitamos tiempo y paciencia pues estamos ante una carrera de fondo.
Además, es vital tener en cuenta que para sanar hay que salir del ambiente que nos enferma y esto que a priori puede parecer sencillo, para muchos pacientes no lo es pues supone poner límites o incluso romper con algunos aspectos de su vida: familia, pareja, trabajo, amigos, hijos… pues para que el intestino esté tranquilo, la mente también ha de estarlo.
No obstante, hay algunos suplementos que también podrían ayudarnos a recomponer la barrera intestinal: xiloglucano, omega 3 y 7, melena de león, colágeno, glutamina, aloe vera, zinc carnosine, etc. dependiendo del caso.
Quizá los más conocidos son los suplementos nutricionales de L-glutamina. La glutamina es el aminoácido más abundante del cuerpo humano. Interviene en la formación de proteínas y actúa como fuente de energía para los linfocitos y células intestinales. Se considera un aminoácido no esencial, ya que somos capaces de sintetizarlo a través de los grupos amino que contienen los alimentos (especial mención a las carnes y el salmón). Para las situaciones rutinarias, este consumo a través de la alimentación y la síntesis interna es suficiente para cubrir las necesidades. Sin embargo, cuando esto no sucede y los requerimientos son mayores (como ocurre en situaciones de estrés mental y físico) se debe recurrir a la suplementación.
El caldo de huesos también es una buena opción por su elevado contenido en glutamina y colágeno.
8. Personalmente, te has sentido comprendida y entendida siempre por los profesionales de la medicina?
¡Uuuff! Tengo anécdotas para escribir un libro y ninguna agradable precisamente. Por ponerle un toque de humor, en una de las visitas al centro de salud mi médico de cabecera, estando con candidiasis me dijo que lo que tenía que hacer era comer más dulces para engordar, por no hablar del que “me diagnosticó” “intestino irritable” apuntándomelo en un papel y diciéndome que lo buscara en internet para ver si me cuadraban los síntomas o cuando la auxiliar del médico digestivo “me prescribió” que tenía que ir al psiquiatra.
Todas estas situaciones además no sólo no ayudan al paciente, sino que empeoran su situación.
Por otra parte, puedo llegar a entender la escasa formación de la mayoría los médicos en torno a estas enfermedades, puesto que en la carrera de Medicina apenas se tratan estos temas. Es más, el “intestino irritable” aún se considera una enfermedad, cuando no es ni más ni menos que un “cajón de sastre” que cursa con un conjunto de síntomas tras los que, en la mayoría de los casos, se esconde una disbiosis intestinal.
9. ¿Es complicado auto-tratarse o diagnosticarse?
Jajajaja, yo creo que lo complicado es no hacerlo, sobre todo cuando tienes algún tipo de formación sanitaria. Esto a veces jugaba en mi contra cuando iba al médico, puesto que algunos, en lugar de tratarme como a un “colega”, se sentían intimidados y cuestionados, por lo que la relación médico-paciente se veía dificultada.
Sin embargo, hoy en día he notado una tendencia preocupante en mi práctica médica y es la desconfianza que muestran muchos pacientes hacia los médicos u otros profesionales de la salud debido a la gran cantidad de información disponible en las redes sociales. Es comprensible que la abundancia de información pueda generar dudas, pero es importante recordar que la formación y la experiencia médica son fundamentales para un diagnóstico preciso y un tratamiento efectivo. Mi objetivo como médico es trabajar en colaboración con mis pacientes, brindándoles información confiable y ayudándoles a tomar decisiones informadas sobre su salud.
10. ¿Cómo te ves dentro de 5 años a nivel profesional?
Dentro de 5 años me gustaría haberme formado en diversas técnicas y terapias integrativas, especialmente en aquellas enfocadas en el tratamiento del trauma, ya que creo que tanto los microtraumas como los traumas heredados transgeneracionalmente pueden estar detrás de muchas dolencias físicas.
Durante estos dos años trabajando en Barcelona, no sólo he realizado distintas formaciones: breathwork, conexión autismo-microbiota, terapia con psicodélicos, sino que también me he centrado en mi crecimiento personal. Estoy en ese proceso continuo de buscar mi lugar en esta «matrix» que es el mundo y de encontrar equilibrio y coherencia en todo ello.
Además, planeo retomar mis viajes, porque no se nos puede olvidar vivir.
¡Tengo muchos planes, así es que seguiré manifestando!