La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad inflamatoria crónica que se caracteriza por dolor, hinchazón y limitación funcional de las articulaciones. En España afecta al 0,5% de la población adulta. Existe predominio en mujeres, muchas en edad fértil.
Tanto en mujeres como en hombres la AR supone, en el mejor de los casos, otra incógnita a la hora de comenzar a buscar el embarazo.
La AR tiene un efecto negativo sobre la decisión de tener hijos. Los factores fundamentales son el miedo de pasar la AR a la descendencia y que la actividad de la enfermedad tuviera un efecto negativo sobre el embarazo. Las familias de mujeres con AR suelen tener menos descendencia. Esto puede deberse a varios factores, pero nunca debería estar relacionado con una falta de información sobre la enfermedad y sus posibles efectos sobre la fertilidad, desarrollo del embarazo, parto, lactancia y postparto con las que nos vamos a encontrar de manera más frecuente.
NOTA: La AR es una enfermedad con base genética multifactorial, es decir hay muchos genes implicados. Además, tener esos genes no quiere decir que se vaya a desarrollar la enfermedad sí o sí, solo que hay más riesgo. Es preciso que algún factor (medioambiental, químico, físico…) active la respuesta inmune anómala. El riesgo de tus hijos de padecer AR si tú la tienes es solo 0.3% más que si tú no la tienes.
En este artículo abordaré las principales implicaciones de la artritis, comorbilidades y medicamentos sobre las diferentes etapas del proceso, desde la fertilidad hasta la lactancia y el postparto.
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FERTILIDAD/antes del embarazo
Es en estos pasos previos a la gestación cuando debemos comunicar al reumatólogo nuestro deseo gestacional para “planificar”, ajustar la medicación (p.ej. el metotrexato debe suspenderse 6 meses antes de la concepción y la leflunomida entre 6 y 24 meses) y prepararnos para el proceso.
La actividad de la AR y la medicación para el tratamiento de esta se han asociado a una menor fertilidad, además parece haber menor reserva ovárica en base a niveles más bajos en suero de hormona anti-Mülleriana.
Por otra parte, el tiempo que transcurre desde el inicio de la búsqueda hasta que se consigue la concepción es mayor en personas con AR que sin ella. Se estima que el tiempo hasta la concepción puede sobrepasar el año hasta en casi la mitad de los casos. Aquí hay que poner de manifiesto que la edad es mayor en el grupo de AR.
Durante el EMBARAZO
Tiempo para disfrutar del proceso y dedicarse al autocuidado.
El embarazo es un estado de “tolerancia inmunológica”, nuestras defensas se relajan y permiten el crecimiento de un organismo “extraño” dentro del propio. Este hecho favorece el control de la AR durante este periodo. El 50-70% de las mujeres mejoran de la actividad inflamatoria. La mejoría se inicia en el primer trimestre y suele mantenerse hasta el postparto. No se han descrito con exactitud las características previas que predigan la mejoría durante la gestación, aunque parece que las pacientes con factor reumatoide (FR) y anticuerpos antipéptido cíclico citrulinado (aCCP o ACPA) negativos y la disparidad materno-fetal de HLA II hacen más probable una menor actividad inflamatoria durante este periodo.
Igual que el embarazo, esta mejoría no dura para siempre. Al finalizar la gestación se pierden los beneficios de la tolerancia inmunológica y es muy frecuente que puedan aparecer “brotes” en el primer trimestre tras el parto, e incluso diagnósticos de AR en pacientes que no la habían desarrollado hasta ese momento. En los casos con diagnóstico previo se recomienda restablecer la pauta de medicación previa al embarazo durante las primeras semanas postparto, salvo que no sea compatible con la lactancia materna.
En aquellas pacientes en las que la actividad de la AR estaba controlada el embarazo tienen los mismos resultados que en personas sin AR. Sin embargo, aquellas pacientes que no estaban controladas, los riesgos obstétricos pueden hasta duplicarse. La aparición de problemas con la tensión arterial, el crecimiento intrauterino retardado, la necesidad de cesárea son mayores en este último grupo. Además, existe un ligero aumento de los partos pretérmino y un peso del bebé ligeramente menor en aquellos partos de madres con AR.
La actividad de la AR del padre no influye en el resultado del embarazo.
Estadísticamente hay un mayor número de cesáreas en las mujeres con AR que en la población general. No está descrito si se debe a decisión de la paciente, consejo del obstétrico, necesidades especiales. La AR en sí misma no contraindica el parto vaginal.
La lactancia materna es la mejor forma de alimentación que se le puede ofrecer a un recién nacido. Salvo que la artritis sea una forma extremadamente severa que precise medidas de tratamiento muy agresivas no se debería contraindicar. Actualmente se dispone de medicación avanzada compatible tanto con el embarazo como con la lactancia.
En general, para tener un mejor resultado del embarazo y el postparto los puntos clave son:
- Tener un buen control de la actividad de la AR
- Planear el momento del embarazo, en la medida de lo posible ya que ayuda a tener mejores resultados obstétricos
- Conocer la enfermedad, la medicación y los posibles eventos que pueden acontecer durante la gestación para que seamos más conscientes del proceso
- Una buena forma física mejora el desarrollo y favorece una recuperación precoz tras el postparto
Para terminar, me gustaría recalcar que la AR no es una causa para no tener hijos si se desean, puede hacer el camino algo más complicado en algunas ocasiones, pero no es imposible. En este camino, tu reumatólogo y obstetra serán tus mejores aliados, trabajando en equipo la maternidad/paternidad estará más cerca.
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