Me gustaría hablar del proceso de diagnóstico ya que es una parte clave en mi profesión como dietista, PNI y coach. En este primer contacto se establecen las bases de la relación cliente terapeuta y es donde empieza el proceso terapéutico.
Cuando estudié psiconeuroinmunología tuve toda una asignatura dedicada al proceso de diagnóstico. Con eso, te quiero decir que es realmente interesante dedicarle energía e importancia a esta primera etapa del proceso.
El proceso de diagnóstico consiste en transformar los síntomas y los signos en una película que narra. Se trata de tener una visión dinámica del problema. Y esa narración se debe ver enriquecida por las cosas que han pasado a nivel emocional, a nivel social, y en su biología durante estos años.
Las circunstancias físicas y emocionales que nos van sucediendo a lo largo de la vida nos acaban conduciendo hacia la autoinmunidad, hacia la enfermedad, hacia disfunciones o hacia la salud.
Para hablarte del proceso de diagnóstico me gustaría explicarte parte de mi historia personal, ya que antes de dietista y PNI, fui clienta o paciente, cómo le queramos llamar.
Me diagnosticaron colon irritable hace unos 20 años. El digestivo me dijo que era una enfermedad crónica, y que no era reversible. Durante muchos años tuve dolores, hinchazón abdominal, estreñimiento, diarrea, dolores articulares, alergia, migrañas, desajustes hormonales, dolores después de ir al wc que me duraban 6-8 horas, dolor después de las comidas… Yo cada vez me encontraba peor pero como me habían dicho que no tenía solución, simplemente me conformaba soportando el dolor y las incomodidades.
Con lo que sé ahora pienso, qué importante hubiera sido para mí que en vez de que ese médico me diera esa etiqueta, hubiera buscado la raíz de mi problema.
En esa época sufrí un accidente que me hizo estar mucho tiempo de baja, y fue cuando empecé a investigar y buscar información acerca de lo que me sucedía. En ese momento me di cuenta de que había muchas pruebas y analíticas que no me habían realizado. Empecé un peregrinaje médico pidiendo pruebas de intolerancias alimentarias, SIBO, Helicobacter pylori, Epsein Barr, celiaquía, DAO… Empezaron a salir resultados positivos. Pero sucedía que esos mismos médicos que me pedían esas pruebas no sabían cómo tratarlo. Y toda mi investigación era simplemente la punta del iceberg. Sabía cómo detectar cosas, pero no sabía cómo tratarlas.
Empecé a seguir a profesionales de PNI y de dietética integrativa. Me aventure incluso a comprar material que ofrecían en sus páginas web. Decidí escribir a esos mismos profesionales por las redes sociales o por email para ver si me podían aclarar algunas dudas, o bien me podrían decir qué camino debía seguir. Hasta ese momento no me había planteado ir a ninguna de sus consultas, pensaba que yo sola podía encontrar soluciones. Tuve la “suerte” que algunos respondieron a mis consultas, pero claro, no sabían ni historia clínica, ni me habían hecho un proceso de diagnóstico clínico, con lo que la información que tenían era muy muy muy parcial. Siguiendo sus consejos empecé a hacer dietas bajas en histamina, dietas para bajar estrógenos… Y me seguía encontrando mal. Lo peor de todo, es que esas esperanzas iniciales, de que estaba encontrando soluciones a mis problemas, se iban convirtiendo en desesperación total. No sabía por dónde debía seguir, ni si realmente mi caso tenía solución, ya que lo que las dietas que me estaban diciendo no me estaba funcionando y al mismo tiempo me requerían mucho esfuerzo en mi día a día. Ahora sé que, en mi caso, ese tipo de dietas no me hubieran llevado hacia la curación.
Al final en una conferencia contacté en persona con una PNI. Le comenté mi caso y me dijo que sí que me podía ayudar. A partir de ese momento empecé un tratamiento con ella que duró unos meses. Cuando pasó el tiempo y no vi mejora, empecé un nuevo peregrinaje, pero en este caso entre profesionales de la PNI y de la dietética integrativa. Mi caso era muy difícil y no todos tenían conocimientos suficientes para abordarlo.
Paralelamente ya había empezado a estudiar dietética, para luego hacer psiconeuroinmunología e ir abandonado mi antigua profesión.
Te quiero decir con esto que, aunque los profesionales queramos ayudar de manera infinita a través de post en nuestros Blogs, post en las redes sociales, vídeos en YouTube, respuestas a mensajes directos… no podemos sustituir ni obviar una primera visita con el cliente. El proceso de diagnóstico requiere de toda nuestra atención para dar una correcta solución o propuesta al paciente, y de tiempo.
En mi consulta la primera visita aborda temas dietéticos, de trayectoria de vida, analíticas, diagnósticos anteriores, enfermedades previas, estilo de vida, trayectoria de los síntomas, que se ha hecho hasta entonces a nivel terapéutico, etc… Dedico aproximadamente una hora y cuarto a todo ese proceso, hasta que conozco plenamente el caso. Hasta que sé cómo se comportan esos síntomas, cómo han llegado hasta ahí, qué particularidades tienen, etc…
Con mis preguntas, la explicación del cliente, la reformulación de preguntas, y toda esa parte no académica cómo es la empatía, la sensibilidad, la escucha activa, la compasión, etc… elaboro una hipótesis con la que trabajar. Y a partir de ahí es cuando planteo mi propuesta de tratamiento que posteriormente envío al cliente. Si el cliente no está de acuerdo con esa propuesta, conjuntamente la modificamos. A partir de ese momento, empieza un viaje curativo en el que yo doy la mano a mi cliente y es él o ella quien empieza a encontrar su propio camino.
En mi caso, al ser dietista integrativa, PNI y coach, muchas veces mi trabajo cómo PNI no se queda simplemente en la propuesta terapéutica de suplementación o dieta, sino que el cliente decide hacer sesiones de coaching para trabajar la parte emocional conmigo.
Realmente es muy reconfortante ver la evolución de las personas que llegan a la consulta a pedir tu consejo profesional. Me siento honrada por ser cómplice de esa transformación.
Cuando acaban este proceso terapéutico, y escriben reseñas en Google o me escriben por privado explicando cómo ha sido su experiencia trabajando conmigo, debo decir qué es la mejor recompensa que recibo ya que en su día yo hice un cambio profesional muy importante para dedicarme a ayudar a personas que estaban en una situación parecida a la mía.
Mi experiencia personal como paciente, me sirve para no cometer determinados errores y para animar a mis pacientes a que no cometan los mismos errores que cometí yo. De hecho, una de las primeras recomendaciones que les hago a algunos de ellos, es dejar de seguir en redes sociales a personas que hablen de salud física o emocional mientras están en tratamiento. Les digo que se apunten en un papel todos esos perfiles que miran, para volverlos a seguir cuando se encuentren bien. Ese detox informativo muchas veces es clave para la resolución.
Actualmente hay un exceso de información. En una primera etapa es muy útil para abrirnos los ojos, para saber que podemos mejorar nuestra calidad de vida o curarnos. Pero también es cierto, que muchas veces no sabemos cómo gestionar esa información. Necesitamos la ayuda de un profesional con el que confiar y que nos ayude en todo el proceso.
El otro día en consulta me reía junto a una clienta. Cuando acabamos la segunda visita me explicó que ella siempre había pensado que su problema era que tenía cándidas, y no hipotiroidismo de Hashimoto (cómo finalmente salió en las analíticas) y un SIBO por arqueas. Está clienta llevaba 14 años haciendo dieta anticándida, y pertenecía a un grupo de Facebook de personas con ese problema. Se suplementó durante años con la información que las compañeras aportaban al grupo, pero ella veía que no mejoraba.
En resumen, tanto si tienes problemas digestivos como si tienes que hacer alguna dieta especial o tomar suplementación por algún tipo de enfermedad, es muy importante ir acompañado de un terapeuta actualizado.
Un abrazo,