«Es posible salir de la zona de confort y conocer mundo con celiaquía. Que la celiaquía no nos pare y no nos quite sueños.»

Hoy tengo el placer de hablar con Clara de @clara_mentesingluten, una apasionada de los viajes a la que le encanta compartir recetas y sus lugares favoritos del mundo en los que comer sin gluten.

¡Empezamos!

 

Hola Clara, cuéntanos un poco sobre ti

Soy Clara, asturiana afincada en Madrid desde hace 10 años, celíaca desde hace 5 y trabajo en una ONG. Me gusta pensar que cada día me levanto y ayudo a que el mundo sea un lugar mejor para muchas personas. ¿Un hobby? Sin duda ¡Viajar! Hace unos años, la celiaquía y esta pasión hicieron que naciera @clara_mentesingluten como un espacio para apoyar a otras personas celíacas que quieran conocer mundo.

 

¿Cómo y cuándo empezaron tus problemas de salud?

Desde los 20 años recuerdo tener malas digestiones y dolores de estómago bastante recurrentes… Algo con lo que convivía y que subsanaba evitando alimentos que identificaba que me sentaba mal como, por ejemplo, la leche con lactosa. Las alarmas saltaron cuando, a los 30 años, mi salud digestiva se volvió insostenible. Después de pasar una época compleja a nivel personal (lo reseño porque muchas personas relacionamos la aparición de una enfermedad autoinmune tras un período de inestabilidad), además de esas malas digestiones, mi tripa empezó a crecer como un globo tras las comidas. Siempre me había hinchado, pero esto era un embarazo de 8 meses cada día. El móvil lleno de fotos de mi tripa, la cabeza llena de listas infinitas de alimentos que hacían que me hinchase «¿Será la fruta?» «¿Será el huevo?» «¿Será el agua de este sitio?», la ropa en el armario porque no me entraban la mayoría de los pantalones pasadas las tres de la tarde y la desesperación en niveles extremos…

Asumí que esta situación era insostenible y di el siguiente paso: pedir cita con mi médica de atención primaria.

 

¿Fue rápido el diagnóstico?

Iba con temor porque, por desgracia, los problemas digestivos son muy habituales entre la población y complicados de diagnosticar. No quería escuchar el “son nervios” o “son sólo gases” pero, por suerte, esas no fueron sus respuestas.

En primera instancia me diagnosticaron Dispepsia y Helycobacter Pylori. Contenta por tener un diagnóstico que acabase con todos mis males, hice el tratamiento mediante antibióticos, di negativo y dejé pasar unas semanas.

Mis síntomas en vez de remitir se agravaron. Tengo la gran suerte de que mi padre es médico y dijo en alto la palabra mágica: GLUTEN.

Asesorada por él, volví a mi médica y solicité que me hiciese un análisis para descartar que tuviese celiaquía.

El laboratorio confirmó la sospecha de mi padre y mis anticuerpos antitransglutaminasa estaban disparados. Según el protocolo que existe en la Comunidad de Madrid, me derivaron al digestivo, confirmaron mi diagnóstico de celiaquía y el grado de daño intestinal que tenía mediante una biopsia y comencé mi tratamiento: una dieta sin gluten, estricta, sin transgresiones y de por vida.

 

¿Qué es lo que más te ha costado desde que te diagnosticaron celiaquía?

En un principio el diagnóstico es un alivio, es el camino para volver a encontrarse bien y ese es el mayor regalo.

Cuando pasa el tiempo, te haces más consciente de ese «de por vida» y de algo que echo bastante de menos: la falta de improvisación a la hora de disfrutar de una comida.

También el handicap de la contaminación cruzada hace todo más complejo y la vida social se vuelve más tediosa, ya que me he dado cuenta de que todo gira siempre en torno a un plato de comida. Vivo en Madrid y soy consciente de que es un lujo de ciudad, repleta de lugares sin gluten, pero esa responsabilidad de siempre tener que elegir el lugar dónde comer o el interrogatorio de tercer grado que hay que hacer antes de pedir un plato, es algo que me afecta.

 

¿Qué le dirías a una persona que acaba de ser diagnosticada?

En primer lugar, que se informe, que se informe muy bien y en una buena fuente. Es importante hacer muy bien la dieta. El mundo sin gluten, al principio, parece un abismo, hay que aprender muchísimas cosas, cambiar rutinas en tu cocina, conocer los alimentos que no son aptos y hay pequeñas acciones, como compartir tostador con alguien que toma gluten, que pueden hacer que no te recuperes.

En segundo lugar, le diría que tenga paciencia. El proceso de recuperación es muy largo. En mi caso, hasta que no pasaron dos años del diagnóstico, no empecé a notar mejoría y eso es algo que frustra, pero no hay que perder el ánimo. La celiaquía puede traer consigo otras patologías digestivas por lo que es muy importante estar acompañada de buenos profesionales que te apoyen en el proceso de mejoría.

Y en tercer lugar: ¡Qué no tengan miedo! Es posible salir de la zona de confort y conocer mundo con celiaquía. Que la celiaquía no nos pare y no nos quite sueños. Que se convierta en un reto y en aprender a disfrutar de pequeñas cosas como ese pan que te recuerda al pan «normal», de volver a tomar un churro o de ese regalo que te hacen cuando se acuerdan de traerte algo que puedes comer.

 

¿Qué nos recomendarías antes de viajar?

Cambiar la perspectiva y priorizar conocer un lugar frente a la comida.

Informarse y crear un planing de dónde vas a comer. Siempre busco información a través de Instagram, blogs, asociaciones de celiaquía del lugar de destino, Tripadvisor, app… y la traslado a mi mapa sin gluten. Aquí os dejo mi rutina de búsqueda para preparar un destino:  CÓMO PREPARO UN VIAJE SIN GLUTEN

 

¿Qué es lo que llevas siempre en tu maleta? (kit celíaco básico de supervivencia)

Si el tema «sin gluten» es complejo en el destino siempre me llevo un kit celíaco. En mi caso y tras unos viajes de experiencia, estos son mis básicos: picos o pan tostado que no se rompa, embutido al vacío, latas de pechuga de pollo, atún y mejillones, frutos secos, algo dulce, cubiertos de viaje y un envoltorio de tela para meter un bocadillo que me pueda hacer si encuentro pan. El kit celíaco está basado en mis gustos y necesidades, pero siempre se puede adaptar.

Si el viaje permite llevar más comida, bien sea porque te vas en furgo, como fue el caso de mi viaje a Islandia, o te vas a un apartamento con cocina, el destino es complicado y tienes espacio… llévate un gran kit con todo y así viajarás sin la mochila de la celiaquía.

 

¿En qué país/ciudad de los que has viajado has disfrutado más de la comida?

Recientemente acabo de estar en Milán y ha sido una maravilla volver a disfrutar de elegir dónde comer y tener a mi disposición pizza y pasta increíble. Italia está muy bien preparada para las personas celíacas.

Fuera de Europa, México fue todo un descubrimiento. Su alimento principal es el maíz y pude volver hacer turismo gastronómico.

 

¿Cuál es tu plato preferido?

 ¡Nuestra gran tortilla de patata! Todo lo que lleve la mezcla huevo y patata me hace feliz.

 

Si se puede decir… ¿Tu próximo destino? O dónde te gustaría ir

¡¡¡En primicia!!!! Hace unos días fue mi cumpleaños y me han regalado un súper viaje a un destino que es todo un sueño conocer… En unos meses estaré volando a Nueva York así que os contaré todo a través de mi cuenta !!!!

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