Las mucosas del organismo y sus alteraciones: un enfoque en la salud femenina

Las mucosas son componentes vitales en el funcionamiento y la protección de nuestro cuerpo. Estas delicadas membranas recubren las superficies internas de órganos y cavidades, como las fosas nasales, los oídos, el estómago y el intestino delgado. También desempeñan un papel importante en el tracto digestivo, los pulmones, la vejiga y los órganos genitales, como el endometrio. Su función principal radica en secretar moco, una sustancia que las mantiene ligeramente húmedas y actúa como una barrera protectora contra invasores patógenos, como virus y bacterias. Además, gracias a un tejido conectivo especializado, las mucosas pueden intervenir en procesos inmunológicos, actuando como guardianes activos ante amenazas externas.

Posibles Disfunciones y Alteraciones en las Mucosas:

La mucosa oral.

Esta mucosa, formada por tejido epitelial, reviste la cavidad bucal, incluyendo mejillas, labios, paladar, encías y lengua. Su función primordial es la protección de los tejidos subyacentes y la facilitación de procesos como la deglución y el habla. Sin embargo, puede verse afectada por diversas alteraciones, como úlceras bucales, infecciones por hongos (candidiasis oral), lesiones traumáticas por mordeduras o prótesis dentales mal ajustadas, y enfermedades autoinmunes como el liquen plano oral.

Para mantener la salud de la mucosa oral y prevenir estas alteraciones, es esencial mantener una buena higiene bucal, que incluye cepillarse los dientes regularmente, usar hilo dental y enjuague bucal, y someterse a revisiones dentales periódicas. Además, evitar el tabaco y el consumo excesivo de alcohol puede reducir el riesgo de desarrollar ciertas condiciones.

Algunas recomendaciones para reducir la inflamación en la mucosa oral son las siguientes:

  • Realizar un cepillado después de cada comida utilizando una pasta de dientes que contenga ingredientes como aceite de árbol del té, propóleo, coco, entre otros.
  • Incorporar enjuagues bucales con aceite de sésamo o aceite de coco en la rutina de cuidado bucal. Se puede añadir unas gotas de aceite del árbol del té o de orégano si experimentamos problemas de disbiosis bucal.
  • Incluir probióticos orales, como Lactobacillus salivarius, Lactobacillus Rhamnosus y Lactobacillus acidphilus. Estos probióticos pueden ayudar a mantener un equilibrio saludable en la microbiota oral y reducir la inflamación en la mucosa bucal.

La mucosa gástrica.

La mucosa gástrica reviste las paredes del estómago y es fundamental para la salud digestiva. A pesar de estar expuesta a ambientes extremadamente ácidos, contiene células especializadas que secretan ácido clorhídrico y enzimas digestivas. Sin embargo, es susceptible a afecciones como la gastritis, causada por infecciones, estrés, uso prolongado de antiinflamatorios no esteroides (AINEs) u otras causas. También, la úlcera gástrica puede desarrollarse debido a infecciones por Helicobacter pylori, consumo excesivo de AINEs o estrés crónico, y se manifiesta con dolor abdominal e incluso sangrado. Para mantener la salud de la mucosa estomacal, se recomienda evitar el consumo de alcohol y eliminar el tabaco.

Además, ciertos hábitos alimenticios pueden ayudar a mejorar y  recuperar la calidad y la función de la mucosa digestiva.

  • Comer con hambre. De esta manera mantenemos el pH estomacal adecuado (ácido), así como la secreción adecuada de ácido clorhídrico y enzimas hepatobiliares.
  • Comer despacio y masticar adecuadamente los alimentos.
  • Evitar beber agua durante las comidas.
  • Reducir el consumo de alimentos irritantes como el café, el té verde, el mate, las bebidas alcohólicas o las bebidas carbonatadas.
  • Eliminar los aceites vegetales refinados, como las margarinas o los productos que contengan aceites vegetales hidrogenados o transformados.
  • Consumir vegetales amargos (escarola, rúcula, rábanos, alcachofa, espárrago, etc.) como plato principal, sobre todo en las comidas de mediodía, ya que estimulan la producción de ácido clorhídrico.
  • Incluir alimentos ricos en enzimas digestivas, como la piña o la papaya. De preferencia, incluirlas en las ensaladas.
  • Tomar una cucharada de vinagre de manzana sin pasteurizar o zumo de limón, antes de las comidas principal. Es importante tomarlo a través de una cañita para no dañar el esmalte bucal.
  • Utilizar especias que promuevan la producción de jugos gástricos, como el jengibre, el clavo y el comino, al cocinar.
  • Tomar porciones adecuadas de alimentos. Se recomienda comer hasta estar satisfecho pero no acabar con sensación de plenitud o hinchazón.

Mucosa intestinal.

La mucosa del intestino delgado y del intestino grueso tiene funciones específicas que son fundamentales para el funcionamiento adecuado del sistema digestivo y la absorción de nutrientes, la regulación del equilibrio de agua y minerales, y la protección del sistema inmunológico.

La mucosa del intestino delgado presenta una serie de adaptaciones anatómicas que aumentan su superficie de absorción. Estas adaptaciones incluyen las vellosidades intestinales y las microvellosidades, que son pequeñas protuberancias en la superficie de las células epiteliales que revisten el intestino delgado. Estas estructuras proporcionan una amplia área de superficie para que los nutrientes sean absorbidos en el torrente sanguíneo. Las células epiteliales de la mucosa intestinal también secretan enzimas digestivas y moco, lo que contribuye a la descomposición y absorción eficiente de los alimentos. La mucosa intestinal también alberga células inmunitarias que ayudan a proteger contra patógenos y alérgenos.

La mucosa del intestino grueso, en contraste, se encuentra en la parte final del tracto digestivo y se especializa en la absorción de agua y minerales, así como en la formación de las heces. A diferencia del intestino delgado, la mucosa del intestino grueso presenta una estructura más simple, sin vellosidades ni microvellosidades.

En el intestino grueso, las células epiteliales son responsables de reabsorber agua y electrolitos de los residuos de la digestión, transformando el material líquido en heces más sólidas. Además, la mucosa del intestino grueso alberga una población importante de bacterias intestinales beneficiosas que ayudan en la fermentación de sustancias no digeribles, como la fibra dietética.

El estrés puede ejercer un impacto significativo en la mucosa digestiva y desencadenar una serie de problemas gastrointestinales. Esta conexión entre el estrés y el sistema digestivo se conoce como el «eje intestino-cerebro» y demuestra cómo el estado emocional y mental puede afectar la salud gastrointestinal.

Aquí están algunas formas en que el estrés puede dañar la mucosa digestiva:

  • Aumento de la acidez estomacal: El estrés crónico puede llevar a un aumento en la producción de ácido gástrico, lo que puede irritar la mucosa del estómago y causar gastritis o úlceras gástricas.
  • Cambios en la motilidad intestinal: El estrés puede afectar la velocidad y la eficacia con que los alimentos se mueven a través del tracto gastrointestinal. Esto puede dar lugar a síntomas como diarrea o estreñimiento.
  • Síndrome del intestino irritable (SII): El estrés es un desencadenante común para las personas que padecen el SII, una afección caracterizada por dolor abdominal, hinchazón y alteraciones en los hábitos intestinales.
  • Inflamación intestinal: Se ha demostrado que el estrés crónico puede aumentar los niveles de inflamación en el cuerpo, lo que puede contribuir al desarrollo o empeoramiento de enfermedades inflamatorias del intestino, como la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa.
  • Cambios en la microbiota intestinal: El estrés puede afectar negativamente la composición de las bacterias intestinales beneficiosas, lo que podría tener un impacto negativo en la salud de la mucosa intestinal.
  • Mayor susceptibilidad a infecciones gastrointestinales: El estrés debilita el sistema inmunológico, lo que puede hacer que la mucosa intestinal sea más vulnerable a infecciones por bacterias o virus, como la gastroenteritis.
  • Aumento en el consumo de alimentos poco saludables: En momentos de estrés, algunas personas recurren a la comida reconfortante o a hábitos alimentarios poco saludables, lo que puede dañar la mucosa digestiva a largo plazo.

Gliadina y caseína

La gliadina y la caseína son dos proteínas que se encuentran en ciertos alimentos y que pueden desencadenar problemas en la mucosa gástrica en algunas personas, particularmente en aquellas con alergias o intolerancias alimentarias específicas.

La gliadina es una proteína que se encuentra en el gluten, una sustancia presente en cereales como el trigo, la cebada y el centeno. En las personas con enfermedad celíaca, la ingesta de gliadina desencadena una respuesta inmunológica que daña la mucosa del intestino delgado. Esta lesión en la mucosa gástrica puede causar síntomas gastrointestinales como diarrea, dolor abdominal, hinchazón y malabsorción de nutrientes.

La caseína es una proteína que se encuentra en la leche y los productos lácteos. Las personas con alergia a la leche pueden experimentar una reacción alérgica cuando consumen caseína. Esto puede incluir síntomas como inflamación de la mucosa gástrica, urticaria, dificultad para respirar, náuseas y diarrea.

La mucosa vaginal

El papel de la mucosa vaginal es de suma importancia, ya que contribuye a la salud reproductiva, el bienestar sexual y la protección contra infecciones. La mucosa vaginal, también conocida como el epitelio vaginal, es una capa de tejido mucoso que recubre la pared interna de la vagina y se encuentra influenciada por las fluctuaciones hormonales a lo largo del ciclo menstrual.

Algunas de las funciones clave de la mucosa vaginal son las siguientes:

  • Lubricación: La mucosa vaginal produce un fluido lubricante natural que ayuda a prevenir la irritación o el malestar durante las relaciones. La cantidad y la calidad de esta lubricación pueden variar a lo largo del ciclo menstrual, o durante la menopausia, influenciadas por factores hormonales y emocionales.
  • Protección: La mucosa vaginal actúa como una barrera protectora contra patógenos y microorganismos invasores. Su acidez natural, conocida como pH vaginal, es un mecanismo de defensa que ayuda a prevenir infecciones. Cuando este pH se encuentra en equilibrio, se crea un ambiente desfavorable para el crecimiento de bacterias dañinas.
  • Alojamiento de la microbiota vaginal: La vagina alberga una comunidad de bacterias beneficiosas conocida como microbiota vaginal, que ayuda a mantener un ambiente equilibrado y saludable. Esta microbiota contribuye a la protección contra infecciones y al mantenimiento del pH adecuado.

Las alteraciones en la mucosa vaginal pueden tener diversas causas y manifestaciones, incluyendo:

  • Infecciones vaginales: Las infecciones por hongos (candidiasis), bacterias (vaginosis bacteriana) o virus (herpes genital) pueden alterar la salud de la mucosa vaginal, causando picazón, irritación y cambios en el flujo vaginal.
  • Cambios hormonales: La sequedad vaginal y la disminución de la lubricación pueden ser resultado de cambios hormonales, como los asociados con la menopausia. Esto puede causar incomodidad y dolor durante las relaciones sexuales.
  • Trastornos hormonales: Algunos trastornos hormonales, como el síndrome de ovario poliquístico (SOP) o desequilibrios hormonales, pueden afectar la calidad de la mucosa vaginal.
  • Traumatismos o lesiones: Lesiones, cirugías o traumatismos en la vagina pueden dañar la mucosa y requerir atención médica.
  • Reacciones alérgicas: Algunas mujeres pueden experimentar reacciones alérgicas a productos de higiene femenina, detergentes o espermicidas, lo que puede afectar la mucosa vaginal.
  • Enfermedades de transmisión sexual.

Es importante evitar la exposición y evitar cosmética o jabones íntimos que contienen disruptores endocrinos. Estas sustancias pueden imitar o bloquear las hormonas naturales en el cuerpo, lo que puede tener efectos adversos en la salud, incluyendo la salud de la mucosa vaginal.

Para reducir la exposición a disruptores endocrinos y proteger la salud de la mucosa vaginal, se recomienda:

  • Utilizar productos de higiene femenina que sean suaves y no contengan productos químicos irritantes.
  • Evitar el uso excesivo de productos perfumados en la zona vaginal.
  • Optar por productos de cuidado personal y limpieza que sean libres de ftalatos, parabenos y otros posibles disruptores endocrinos.
  • Mantener una dieta equilibrada y saludable, ya que algunos alimentos pueden contener residuos de pesticidas que actúan como disruptores endocrinos.

Micronutrición para fortalecer las mucosas:

  • Vitamina A: La vitamina A es esencial para el mantenimiento de las mucosas en todo el cuerpo, incluyendo el tracto digestivo. Ayuda en la producción de moco, que actúa como una barrera protectora en el intestino. Las fuentes de vitamina A incluyen zanahorias, batatas, espinacas y hígado.
  • Vitamina C: La vitamina C es importante para la cicatrización y regeneración de las mucosas. También es un antioxidante que puede ayudar a proteger las mucosas de los daños causados por los radicales libres. Las frutas cítricas, los pimientos y las fresas son buenas fuentes de vitamina C.
  • Vitamina D: La vitamina D desempeña un papel en el sistema inmunológico y puede influir en la salud de las mucosas digestivas. La exposición al sol y los alimentos fortificados, como el pescado graso y la leche, son fuentes de vitamina D.
  • Zinc: El zinc es un mineral esencial para la reparación de tejidos, incluyendo las mucosas. También desempeña un papel importante en el sistema inmunológico. Algunas fuentes de zinc son las carnes magras, los frutos secos y los productos lácteos.
  • Hierro: El hierro es necesario para la producción de glóbulos rojos y la función inmunológica. La deficiencia de hierro puede afectar la salud de las mucosas y la absorción de nutrientes en el intestino. Fuentes de hierro incluyen carnes rojas, espinacas y legumbres.
  • Ácidos grasos omega-3: Los ácidos grasos omega-3 tienen propiedades antiinflamatorias y pueden ayudar a reducir la inflamación en las mucosas digestivas. Los pescados grasos, como el salmón y el atún, son ricos en omega-3.
  • Alimentos fermentados, como el yogur y el kéfir, son buenas fuentes de probióticos. los probióticos son microorganismos beneficiosos que pueden ayudar a mantener un equilibrio saludable de bacterias en el intestino. Esto puede contribuir a la salud de las mucosas intestinales.

Menopausia

Ciertas etapas de la vida requieren una atención especial en lo que respecta a las mucosas, y un ejemplo de ello es la menopausia. Durante esta fase, es posible brindar respaldo a la salud de las mucosas mediante la incorporación de suplementos o complementos que contribuyan a su bienestar.

Suplementos ricos en vitamina A, espino amarillo, aceite de onagra y hongos pueden ser especialmente útiles.

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María Villena

Técnico dietista (ASNADI Nº 938) Especialista en nutrición deportiva, intolerancias alimentarias y alteraciones en el aparato digestivo www.dietistaintegrativa-mariavillena.com

@maria_alimentacioncosnciente

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